* INFORME

DELITO EN CIFRAS

BOLETÍN NRO 28

JUNIO 2022

Una aproximación descriptiva a la distribución geográfica del homicidio en Argentina.

Por Juan Ambrogi *

La tasa de víctimas de homicidio doloso a nivel nacional descendió notablemente en los últimos 20 años, convirtiendo a Argentina en uno de los países con mejores indicadores de la región. La literatura especializada indica que gran parte de los homicidios suelen encontrarse focalizados en algunas áreas específicas del territorio, por lo tanto cabe preguntarse qué tan homogéneo es el comportamiento de este fenómeno a nivel subnacional, es decir, que tan similar es la tasa y la tendencia histórica entre regiones, provincias o departamentos del país.

En términos de magnitud, las diferencias entre provincias son muy importantes. Si tomamos como referencia las tasas de víctimas de homicidio cada cien mil habitantes del año 2020, encontramos que las provincias de Santa Fe (10,5), Tucumán (9) y Chaco (8,8), casi duplican la media nacional (5,3). Por otro lado, provincias como La Rioja, La Pampa, San Juan, Catamarca y Tierra del Fuego -con un solo homicidio en el año-, presentan tasas menores a 2 cada 100.000 habitantes. Las provincias con mayor población -a excepción de Santa Fe- se encontraban más cerca de la media: Buenos Aires (5,3) CABA (4,1) Mendoza (4,5), Salta (6,2) y Córdoba (3,2).

En el siguiente gráfico presentamos los datos de tendencia histórica sobre tasa de víctimas de homicidios dolosos entre 2001 y 2020, para el total nacional y algunas provincias seleccionadas.

Gráfico 1

El comportamiento de la curva nacional muestra una baja significativa entre 2002 y 2007, luego un moderado aumento entre 2008 y 2014, y nuevamente una baja para el periodo 2015-2020. Al analizarlo en términos subnacionales, encontramos, que todas las provincias del país -a excepción de Santa Fe- disminuyeron su tasa de homicidios entre 2001 y 2008, y sólo cuatro tuvieron tasas más altas en 2020 que en 2001. Ello sugiere que la disminución de las tasas de homicidio estuvo influida -al menos en parte- por variables macro/estructurales, que tuvieron efecto en casi todo el territorio nacional. 

Hay algunos casos excepcionales que son interesantes para analizar tanto por su magnitud como por la tendencia de la curva durante el período 2001-2020. Por un lado la provincia de Santa Fe -que desde el año 2007 tiene los índices más altos a nivel nacional- y por otro, la provincia de Tucumán, que tuvo tasas muy bajas en la primera década del 2000 y luego experimentó un aumento sostenido entre el año 2010 y 2020, llegando a ubicarse como la provincia con la tasa más alta a nivel nacional después de Santa Fe. 

Sin embargo, del mismo modo que sucede a nivel nacional, la tasa provincial poco nos dice respecto a cómo se distribuye esa violencia letal al interior del territorio. Los datos del SNIC permiten desagregar la información a nivel departamental y allí se observa que aquellos departamentos que albergan mayor cantidad de habitantes -Capital (Santa Fe), Rosario (Santa Fé) y Capital (Tucumán)- tienen las tasas más altas al interior de cada provincia, con números cercanos a 15 cada 100.000 habitantes, que triplican la media nacional y se encuentran muy por encima del promedio provincial.

Gráfico 2 y Gráfico 3

Si hacemos el mismo ejercicio y analizamos la distribución de los homicidios al interior de las ciudades que concentran la mayor cantidad de casos, también podemos encontrar algunos patrones en la distribución geográfica. A modo de ejemplo, las siguientes imágenes corresponden a la ciudad de Rosario, en Santa Fe. El gráfico 4 es un plano segmentado de la ciudad por radios censales, según niveles de hacinamiento; en el gráfico 5, las zonas coloreadas indican radios censales donde hubo al menos un homicidio (naranja) o más de uno (rojo) en el bienio 2019- 2020.

Gráfico 4

Gráfico 5

Fuente: elaboración propia en base a SAT (Min. Seguridad). Cartografía y datos censales (2010) de la plataforma “Poblaciones.CONICET-ODSA”.

La mayor cantidad de casos de homicidio (gráfico 5) parecerían concentrarse en áreas periféricas de la ciudad, las cuales presentan los peores indicadores de hacinamiento (gráfico 4), mientras que la zona céntrica se ve notablemente menos afectada por ambos fenómenos. En la tabla 1, se puede observar que los radios censales con mayores niveles de hacinamiento tuvieron mayor incidencia del homicidio doloso en 2019-2020.

Tabla 1

Si bien estos datos no implican una relación de causalidad entre ambas variables, la correlación sugiere preguntas respecto al impacto de la desigualdad en los territorios urbanos, tanto en términos de acceso diferencial a recursos y condiciones de vida material, como de incidencia y exposición a episodios de violencia altamente lesiva.

Con estos datos introductorios, resaltamos la importancia de analizar la información sobre el homicidio a nivel desagregado. Indagar en las tendencias históricas permite conocer en qué medida una localidad replica lo que sucede a nivel nacional, o expresa dinámicas propias que contribuyen a elevar o disminuir sus tasas. Complementada con otros datos que permitan caracterizar el homicidio -motivo, modalidad, datos demográficos de víctimas y victimarios, entre otras- la información espacio-temporal contribuye a entender y contextualizar las particularidades del homicidio en el territorio, representando un insumo valioso para elaborar políticas de prevención local que tengan como objetivo reducir la violencia letal.

*Sociólogo por la Universidad de Buenos Aires. Maestrando de Criminología y Seguridad Ciudadana (UNTREF). Investigador de CELIV - jambrogi@untref.edu.ar

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