MARZO 2022
Por Fernando G. Cafferata
El Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CELIV) con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lleva adelante la evaluación de desempeño e impacto de la prueba piloto el primer “Tribunal de Tratamiento de Drogas” -TTD- (localmente denominado Tribunal de Justicia Terapéutica) implementado por el Ministerio de Justicia de la Nación Argentina, el Poder Judicial de la Nación Argentina y el Ministerio Público Fiscal de la Nación. En este artículo se reseñan algunos puntos de interés que se ahondan en el documento de evaluación.
Partiendo del hecho de que la probabilidad de delinquir en sujetos que consumen droga es cuatro veces mayor de los que no lo hacen (Bennet, Holloway y Farrington, 2008), tiene sentido pensar desde una perspectiva diferente la comisión de delitos donde hay de por medio el uso de drogas. El estudio más amplio y concluyente sobre la temática es el programa de monitoreo de abuso de drogas (ADAM por sus siglas en inglés), que mide el nivel de orina en detenidos en no más de 48 horas tras ser arrestados reporto que más del 60% de los detenidos dieron niveles positivos en test de orina para al menos una droga ilegal (Hunt et al., 2014). En el caso de Argentina, a partir de los datos de encuestas penitenciarias del CELIV del 2013 y 2019, encontramos que aproximadamente un 30% de la población dijo haber consumido alcohol o drogas al menos 6 horas antes de haber cometido el delito por el que lo detuvieron.
Los TTD tienen como objetivo reemplazar la lógica de la Justicia tradicional, punitiva, adversarial, individualista entre partes (Juez, Fiscal, Defensor, Imputado, etc.) y centrada en la ejecución de pena por una que se base en derechos, con una visión retrospectiva (de factores precedentes en la causa), enfatizando el fallo con eje en la interpretación y aplicación de la ley (Droppelmann Roepke, 2010). En otras palabras, una “Justicia Terapéutica”, con un fin de rehabilitación, para prevenir la reincidencia por recaída en el consumo. Por ende, resuelve el conflicto subyacente al delito ya que al tratar de acercar al infractor a los servicios que ayudan a terminar con el problema raíz (Droppelmann Roepke, 2010). En otras palabras, al tener el delito un trasfondo de consumo problemático (de drogas o alcohol), el TTD ataca la causa subyacente al delito y, por medio de la supervisión judicial cercana, facilita la adherencia al tratamiento.
Existen múltiples metaanálisis que indican la efectividad de este mecanismo judicial para evitar la reincidencia delictiva y la recaída en el consumo, tanto para adultos como para jóvenes y familias (Tanner-Smith, 2016; Mitchell, 2012; Zhang, 2019). Sin embargo, los TTD son poco conocidos y utilizados en la región latinoamericana en general y en Argentina en particular. Chile fue precursor con los TTD tiene evidencia, a partir de una evaluación de impacto externa, que estos redujeron la reincidencia unos 8,7 puntos porcentuales en el grupo atendido por el programa.
Los primeros resultados de la evaluación de impacto del caso argentino parecen promisorios. Es importante indicar que, dada la caracteristica “piloto” del programa, el tramaño de la muestra tratada es pequeña (10 casos al cierre de la evaluación), motivo por el cual los resultados estadísticos deben ser tomados con cautela. Podemos observar que los hallazgos apuntan a una mejora (reducción) en los niveles de reincidencia y de consumo de drogas.
Gráfico 1. Delitos promedio por persona
Gráfico 2. Antes-Después: Mejoras en los indicadores de consumo
En el gráfico 1 podemos observar en términos de los delitos promedio por persona para tratados y controles que, pesar de partir de un nivel objetivamente más alto, los tratados fueron redujendo los nivele de reincidencia (a los 12 y a los 18 meses). En promedio, la cantidad promedio de delitos por persona para el periodo de tratamiento fueron más bajos que para los controles y estas diferencias fueron estadísticamente significativas.
El gráfico 2 presenta los datos agregados calculados mediante el test Assist de quienes participaron en el programa hasta la fecha de cierre de la evaluación. Puede apreciarse que mejoraron sus resultados en el test Assist de consumo problemático (bajaron en el valor del indicador de consumo).
A modo de conclusión preliminar podemos decir que este tipo de programa presenta resultados promisorios. La publicación del documento, en conjunto con el BID, con los resultados completos en materia de impacto y desempeño será anunciada en breve en nuestro boletín.
Bibliografía
- Bennet, T., Holloway, K., Farrington, D, (2008), “The statistical association between drug misuse and crime: A meta-analysis. Aggression and violent behaviour”, 13(2), 107-118.
- Droppelmann Roepke ed. (2010), “Tribunales de Tratamiento de Drogas en Chile”. Fundación Paz Ciudadana.
- Fundación Paz-Ciudadana. (2018). Evaluación de impacto y costo-beneficio de los tribunales de tratamiento de drogas en Chile.
- Hunt, E., Peters, R. H., & Kremling, J. (2015). Behavioral health treatment history among persons in the justice system: Findings from the Arrestee Drug Abuse Monitoring II Program. Psychiatric rehabilitation journal, 38(1), 7.
- Mitchell, O., Wilson, D. B., Eggers, A. y MacKenzie, D. L. (2012). Drug Courts' Effects on Criminal Offending for Juveniles and Adults. Campbell Systematic Reviews, 8(1).
- Organización Mundial de la Salud. (2010). La prueba de detección de consumo de alcohol, tabaco y sustancias (ASSIST).
- Rao, V. y Woolcock, M. (2003). Integrating Qualitative and Quantitative Approaches in Program Evaluation. En Bourguignon, F.J. y Pereira da Silva, L. (eds.) The Impact of Economic Policies on Poverty and Income Distribution: Evaluation Techniques and Tools. New York: Oxford University Press, pp. 165-90.
- Tanner-Smith, E. E., Lipsey, M. W., & Wilson, D. B. (2016). Juvenile drug court effects on recidivism and drug use: a systematic review and meta-analysis. Journal of Experimental Criminology, 12(4), 477-513.